Millones de personas en Japón celebran cada año la llegada de la primavera con sus delicados cerezos en flor. Pero el cambio estacional también trae para muchos meses miserables de estornudos incesantes y congestión nasal.
La fiebre del heno o alergia al polen tiene tal impacto en Japón que el primer ministro Fumio Kishida la describió en abril como «un problema social» e instruyó a sus ministros a buscar una respuesta.