La llegada de la primavera suele traer un cambio agradable luego de los largos y duros meses de invierno. El sol brilla por más tiempo, los días se vuelven más cálidos, las primeras flores comienzan a aparecer y, en muchos países, los relojes se acomodan al horario de verano para alargar nuestras noches.
Pero hay un cambio que probablemente no apreciamos tanto a medida que nos acercamos al verano: empezamos a dormir menos.
Muchos estamos familiarizados con la dificultada de juntar suficiente energía para salir de la cama por la mañana durante el invierno. Y los científicos dice que eso no es sorprendente.